miércoles, 22 de abril de 2009

02. Para mí los Pérez son una excentricidad

- ¿Por qué le dicen "El Bueno"? - No lo sé bien. Los apodos no los elige uno. Sin embargo, tengo alguna noción: dicen que sano. Pero a decir verdad, están equivocados. Yo simplemente conduzco fuerzas que están ahí, con fiaca. Todos las tenemos, pero el sarro hace que salgan a cuentagotas. - ¿A qué sarro se refiere? - Al de las cañerías, por supuesto. El sarro es lo que, de a poco, muy sutilmente, va impidiendo el paso del agua. El agua es la fuerza suprema. Yo actúo como un plomero. - ¿Y a qué se debe ese sarro? - A la educación. - ¡¿Cómo?! - Así es. A las influencias perjudiciales que ella produce. Por ejemplo, desde el momento en que un niño entra al jardín de infantes es condicionado por su maestra, pero más aún, por los niños que se sientan junto a él. ¡La vida puede cambiar por este hecho! De ahí el sufrimiento de algunos chiquitos que por una u otra razón son molestados. Las agresiones cargan de fuerza negativa a todos los implicados. - ¡La violencia! - Fíjese otro condicionamiento. Yo fui a un colegio que dividía los cursos en dos, según su apellido: de la A a la F era "A" y de la G a la Z era "B". De más está decir que al día de hoy prácticamente no conozca a nadie cuyo apellido comience, por ejemplo, con la letra P. Para mí los Pérez son una excentricidad.

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